¿POR QUÉ UN DÍA DECIDÍ VIAJAR SOLA?
Hubo una época en mi vida en la que en mi cabeza no paraba de rondar la idea de hacer un viaje en solitario, siempre he sido una chica a la que le gusta vivir experiencias nuevas y marcarse retos. Después de leer muchos blogs de chicas viajeras en solitario que se atrevían a emprender una nueva aventura, me di cuenta de que yo podía ser una de ellas.
Muchas veces me preguntaba, ¿por qué no… si ellas lo hacen que me impide a mi hacerlo?
Me reconfortaba mucho leer que ellas tenían también las mismas incertidumbres que yo, los mismos miedos y que nada de eso finalmente las retuvo. Por eso no me sentía extraña teniendo esas sensaciones, todo lo contrario, me daba cuenta que era parte del proceso y empecé a animarme más para lanzarme lo antes posible a por este nuevo reto.
Siempre aparecían barreras en mi cabeza que me impedían seguir adelante con mi idea de viajar sola. Antes de hacer un viaje en solitario piensas en los típicos handicaps que aparecen y desaparecen de la mente por el simple hecho de ser mujer. La incertidumbre comienza apoderarse de ti, el qué pasará si me veo en un apuro, esos miedos que no te dejan cumplir tus sueños.
Aun así, con mis miedos que no desaparecían ni a la de tres, pensé si realmente merecía más la pena quedarme con esos miedos eternamente o lanzarme a vivir la experiencia. A partir de entonces es cuando tuve claro que vencería esa sensación de vértigo que tenía en mi interior.
Hay experiencias que son únicas y me daba la sensación de que si me atrevía a vivirla, ésta iba a ser una de las experiencias más gratificantes de mi vida. Parecerá mentira, pero una vez que tomé la decisión en firme y llegué al destino elegido me sentí como en mi ciudad.
Nueva York fue una ciudad que me recibió con los brazos abiertos y con ganas de enseñarme todo lo que podía y más. Quizás me sentí así porque tenía en mi mente que no venía solo a visitar la ciudad sino a sentirme parte de ella y a disfrutarla cada segundo ya que tenía un mes por delante y podía estar con la tranquilidad de disfrutarlo todo lentamente.
Viajar sola me hacía poder ver las cosas con más detenimiento porque no andaba con prisas, no tengo a nadie que me esté esperando en ningún momento y que me diga por aquí o por allá y simplemente iba a mi aire.
La primera vez que hice mi viaje en solitario, recuerdo cuando me monté en el avión que se me caían los lagrimones, pero no de temor, sino de la emoción tan grande que sentí por atreverme hacerlo. A partir de ahí empecé a sentirme mejor conmigo misma porque este viaje me sirvió como aprendizaje hacia mi interior.
Pensar en algunos momentos que haya podido tener miedo de vivir esta experiencia me da la risa. Por eso ahora más que nunca pienso que no hay que dejar que tus miedos venzan tus sueños y aunque en un principio el idioma era uno de mis handicaps, al final te das cuenta de que de una forma u otra sales del paso y que realmente ves como eres capaz de hacer las cosas por ti misma y expresarte de una forma que nunca habías imaginado. La gente termina siendo encantadora y siempre hay alguien que te tiende una mano cuando estás en apuros.
En mi día a día en un viaje en solitario siempre tengo la sensación de vivir las cosas con más intensidad y esa es una de las sensaciones que más me gustan. Siempre estás abierto a conocer a otras personas y es cierto que viajando sola nunca me sentí en soledad y que conocí a más personas que viajando acompañada.
Viajar sola te hace sentir más grande y simplemente por eso merece la pena hacerlo. Cuando vuelves de un viaje así te das cuenta de que ya nada es imposible, de que el mundo no tiene fronteras y de que hay gente maravillosa que puedes encontrar por el camino.
A mi personalmente me abrió la mente al 100 x 100. Fue un antes y un después en mi vida que hizo que todo cambiara a mejor y todo lo que tengo que expresar sobre mi experiencia viajando sola es positivo, tanto, que el que lo hace una vez termina repitiendo.
Para mi es una de las experiencias más auténticas que he vivido. Me cambió tanto la forma de pensar que ha sido el mejor dinero invertido en mi vida. Después de esta primera vez vienen más y deseas que vengan más y te empiezas a poner más retos y otros destinos con culturas diferentes.
Cuando viajé por Asia me di cuenta de la cantidad de personas que viajaban solas, sobre todo me asombró que vi a más chicas que chicos. Cada vez somos más las mujeres que nos sentimos libres e independientes y que tenemos el valor de decir y hacer lo que queramos con nuestra vida sin depender de nadie.
Ahora no me hace falta esperar a que alguien quiera viajar conmigo, a que algún amigo tenga días libres para planificar una escapada. No dependo de nada ni de nadie, solo de mis ganas de descubrir el mundo. Simplemente me siento feliz por vivir esta experiencia conmigo misma.
He querido escribir este post para animar a las chicas que aun andan con sus dudas y que les queda un empujoncito para emprender este viaje. Ánimo a todas!! Mi próximo reto será viajar sola al Medio Oriente.
Comments (4)
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Muy bueno tu blog, realmente me recordó situaciones en al que he tomado la maleta y emprendí viaje sola dentro de mi país. Ahora voy sola al extranjero y realmente se siente bien leer que no estoy loca, como mucha gente dice, o que es arriesgado etc. Creo q viajar sola es para valientes que se atreven a la libertad. Un abrazo desde Chile
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Me alegra que hayas vivido la experiencia también Elizabet , pienso que es algo que debería probar todo el mundo alguna vez en su vida. Un saludo!!
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Felicitaciones por el artículo, es muy interesante tu experiencia que anima a seguir viajando.
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Muchas gracias Alicia, viajar sola es una experiencia tan increíblemente que animo a todo el que pueda para que lo haga. Un saludo
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